jueves, 24 de febrero de 2011

Libia

Nunca antes había visto la cara del hijo de Gadafi. El otro día, mientras veíamos las noticias, apareció un hombre joven, muy serio y con un aire de prepotencia que me llamó la atención incluso antes de que Lutfi empezara a traducir y entendiese lo que estaba diciendo. Era él. Amenazaba con un baño de sangre. ¿Hasta dónde puede llegar el ser humano para mantenerse en el poder o asegurarse su acceso a él? Hablar con tal desprecio sobre la vida de otros, creerse el dueño de todos. Hacerlo tan impunemente delante de las cámaras, de millones de personas que le están viendo. Su mensaje: para mí sois insignificantes. 


No deja de sorprenderme.

Esta mañana, en el canal de TVE Internacional, se veía a la hija de Gadafi aparecer sonriente y maquillada, con una elegancia extraña -quizá debida al abrigo de piel que mostraba- que contrastaba con los edificios destrozados que formaban el fondo de la imagen. Parecía una aparición, como si no perteneciera a aquel lugar, como si no le correspondiese estar allí. Y es que seguramente ese no es su lugar: como hija del tirano, su vida se ha debido de desarrollar bien lejos de las dichas y desdichas del populacho. Y ahora surge como una aparición entre los escombros, asegurando que no ha intentado en ningún momento escapar a Malta. 

Mientras tanto, los muertos se acumulan en unas calles barridas por los mercenarios, regadas por los bombardeos. 

Vivir para ver. 


Os dejo la iniciativa de Amnistía Internacional, por si queréis colaborar firmando su petición.



Imagina que sales a la calle a manifestarte pacíficamente -  después de 40 años sin poder hacerlo - y el gobierno de tu país decide bombardear la manifestación para acallar las protestas. A tu lado, ves morir a centenares de personas, a miles heridas.


Ese es el horror que se vive en Libia, donde Muammar al-Gadafi está respondiendo a las protestas de su gente del modo más sangriento. Y no parece dispuesto a parar. Es un escándalo que su hijo se atreva a afirmar públicamente que está dispuesto a masacrar al pueblo para que su padre siga en el poder.

Si queremos parar esta matanza, Gadafi tiene que saber que somos muchas las personas que sentimos repulsa por las muerte de tantas personas inocentes. Algunos miembros de su gobierno que desaprobaban la matanza han dimitido. Con tu ayuda, podemos intentar detener el baño de sangre. Firma aquí nuestra petición.

En Amnistía Internacional estamos utilizando todos los medios al alcance – yendo a países de la zona para investigar y documentar, movilizándonos en todo el mundo para presionar a los gobiernos... - para defender el derecho de las personas que se están manifestando en Libia y en otros países de la región.

No podemos abandonar ahora. Está en juego la vida de millones de personas que están arriesgando sus vidas sólo por pedir una vida digna y derechos humanos. Ponte de su lado: únete a Amnistía Internacional y seremos más fuertes para plantar cara a cualquier gobierno, por poderosos que sea.

Gracias por actuar.

Esteban Beltrán
Director Amnistía Internacional – Sección Española




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