Hace una semana que me planté y me dije: Carmen, haz algo. Porque los kilos que he ido cogiendo de más desde que llegué a Dubai se van asentando y vale que no entre en la talla 36 de Mango, pero es que a este paso hasta la 40 me va a quedar pequeña!. Así que decidí ir por la mañana al gimnasio, antes de ir a trabajar. Eso significa que nos levantamos (sí, Lutfi también viene) a las 5.20-5.25 de la mañana para ir media hora a soltar las piernas.
Como ya sabéis, el gimnasio que tenemos en el edificio no es amigo de mezclas tipo hombre-mujer, así que mi maridito y yo ejercitamos nuestros músculos por separado.
El caso es que el Sábado pasado les dio por pintar la zona de mujeres y no hay quien respire ahí dentro, así que, como total son las 5.30 de la mañana cuando llegamos y no pensábamos que iba a haber nadie, me he estado colando en la zona para hombres :D
Hasta ayer todo bien: ni un alma. Pero hoy... ¡ha entrado un hombre! ¡¡HORROR!!
Lástima que la bicicleta fuera estática y no haya podido salir corriendo directamente.
Le he mirado las chanclas que llevaba... ¿será local?. Ha saludado como si tal cosa, aunque su cara ha sido un poco de sorpresa. Y yo... mmmm... ¿le digo algo o lo dejo estar?. De momento no he abierto la boca, pero después de verle coger el teléfono (ay, Dios, va a llamar a los de seguridad del edificio para protestar? Mira que si vienen y me llevan a rastras por incumplidora de la ley!) ya he dicho "oye, que digo yo... ¿te importa que esté aquí? es que acaban de pintar el de mujeres y no hay quien esté allí". Y el chico, súper simpático, me ha asegurado que no había problema. Uf, vale, los de seguridad ya no me llevan a rastras.
Dos minutos después y me dice: ¡siéntete libre de utilizar lo que quieras! Y yo: hombreee, pues gracias.
Me ha dicho que es el primer día que viene al gimnasio antes de ir a trabajar y yo le he contestado que nosotros también.
- Ah, ¿estáis juntos? ´
- Chip, es mi marido :D
Y nada... Ya casi a la hora de irnos se ha puesto a hablar con Lutfi, lo típico: dónde trabajas, cómo te llamas, de dónde eres (no siempre por este orden) y ahí ya se ha puesto súper contento porque Lutfi era árabe. Pero como "ana min Sbania" pues he pillado dos palabras, no más.
- ¿Y tú también hablas Árabe? (en Árbe)
Y yo... - Uy, no, unas palabritas sueltas no más.
El chico me ha traducido: le estaba diciendo a tu marido que hemos abierto la frontera!
- Anda (leches, he pensado yo pa mí) ¿eres egipcio?
- Sí -con una sonrisa de oreja a oreja- ¡y muy orgulloso de serlo!.
Ha sido la primera vez que alguien me dice que está orgulloso de ser de un país y no me parece un gilimondongui.
Nos hemos despedido (hasta mañana, inshaallah -¡faltaría más! ;) ) y de vuelta a casa, me he puesto a preparar unas tostaditas por aquello de recuperar las calorías perdidas, ahem... Pues las calorías las he recuperando, sí, pero después de despertar a todo el edificio, porque la primera vez que ha saltado el pan he pensado que no estaban lo suficientemente tostado y lao he puesto otro ratito en el tostador mientras me cambiaba de ropa y tacháaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan:
- Atención, atención, esto es una alarma de incendios, por favor, evacuen el edificio, no utilicen los ascensores.
En Inglés primero y después en Árabe.
Uhhh más de uno se ha acordado de mi padre, aunque no han podido saber que era yo la causante, jiji.
¡Qué vida más dura esta!