¿Os acordáis de esas maravillosas tardes de domingo al sol jugando a la pelota, después de haber acabado con la correspondiente tartera de filetes empanados, tortilla y pimientos verdes asados? Pues nosotros nos vamos a aficionar a lo mismo, lo único que sin mesa con mantel a cuadros y sin río para remojarnos los pies.
El sábado pasado probamos a ir a Al Safa park, un parque que queda cerca del Burj Khalifa, bastante cerca de todo el mogollón, como véis.
El parque es grande y VERDE. Da gusto sólo el verlo: tanta palmera, tanta hierba, tanto sitio para tumbarse a la bartola y no sentir más que las hormigas corriendo por tus pies.
Después de pasarme un mes no viendo mucho más que cemento y hormigón, el cambio se agradece.
La entrada cuesta 3 dirhams por persona -a veces me invade la sensación de que aquí hay que pagar hasta por toser- unos 60 céntimos de euro. A cambio, tienes un parque enorme donde poder hacer barbacoa, jugar al fútbol, tumbarte al sol -o a la sombra-, montar en barca, llevar a los críos a los cacharritos, dar una vuelta en mini-tren o alquilar uno de esos coches a pedales -estos cuatro últimos, también pagando-.
Nosotros nos llevamos la comida en un tupper (¡los tiempos cambian!), ya hecha en casa, los libros que estamos leyendo ahora mismo y un par de juegos que mi madre nos compró en España.
Felicidad, felicidad, felicidad.
¿Será el efecto de las vacaciones en familia en el norte o será que uno siempre quiere lo que no tiene? ¡Me encanta el verde!.
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