El porqué del nombre del blog



Carta a un hombre

1

Mi querido señor

Estas son las palabras de una mujer necia

¿Te ha escrito antes que yo una mujer necia? 

¿Mi nombre? Dejémonos de nombres

Ranya... o Zaynab

Hind... o Haifa

Es una tontería -mi querido señor- dejarnos llevar por los nombres. 



2

Mi señor

Tengo miedo a decir algo de mí

Tengo miedo de que -al hacerlo-

Se inflame el cielo

Que vuestro amanecer, oh mi querido señor, 

Confisque las cartas azules

Confisque los sueños de los armarios de la mujer

Y prohíba sus sentimientos

Que utilice el cuchillo

Para hablarle

Que sacrifique la primavera y las pasiones

Y las negras trenzas

Que vuestro amanecer, mi querido señor

Fabrique la noble y delicada corona

En el cráneo de la mujer... 



3

No me censures, mi señor

Si mis líneas son una ofensa... 

Pues escribo y el verdugo está detrás de la puerta

Y fuera del cuarto el sonido del viento y de los perros... 

¡Mi señor! 

El poeta Antara tras la puerta

Va a degollarme... 

Si ve mi carta.... 

Y cortará mi cabeza... 

Si ve la transparencia de mi vestido... 

Si expreso mis sufrimientos... 

Vuestro amanecer mi querido señor

Asedia a la mujer con las lanzas... 

Vuestro amanecer mi querido señor

rinde homenaje a los hombres como profetas

y cubre a la mujer con el polvo. 



4

¡Que no te molesten

mi querido señor... mis líneas! 

¡Que no te moleste

si rompo el cerrado frasco de los tiempos.... 

si me quito el anillo de plomo de mi conciencia... 

si escapo de los sótanos del harén en los castillos... 

si me rebelo contra mi muerte... 

contra mi tumba... 

contra mis orígenes... 

y el gran matadero... 

¡No te molestes señor mío! 

Si descubro mi sentimiento... 

Pues el hombre amanecido

No presta atención al sentido ni al sentimiento... 

El hombre amanecido

-perdona mi atrevimiento-

no comprende a la mujer sino al entrar en el lecho. 



5

¡Disculpa, mi señor! 

Si me extiendo sobre el poder de los hombres

La gran moral -naturalmente- es la moral de los hombres

El amor fue siempre

Una cosa de los hombres...

Y el sexo fue siempre

Un calmante vendido para los hombres. 

Una leyenda es la libertad de la mujer en nuestro pueblo

Y no hay otra libertad

Que la libertad del hombre... 

Mi señor... 

Di todo lo que quieras de mí. No me importará

Simple. Estúpida. Loca. Tonta. 

Ya no me preocupa... 

Porque a quien escribe de sus preocupaciones... 

Con la lógica de los hombres se le llama necia

¿O no dije desde mis primeras palabras que yo lo era? 


Nizar Qabbani, poeta sirio. Poesía completa, El Cairo, 2007

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