miércoles, 26 de octubre de 2011

Orgullosa de ser...

... española.

Qué rabia no poder estar ahí. Lo iba a disfrutar como nadie... o como muchos otros ;)

¡Ahí vamos, gente!


¡Feliz Diwali!

Hemos tenido bengalas, pequeños fuegos artificiales y una tarta con mango (la primera vez en mi vida que veo un mango donde debería haber guindas) con los niños en la escuela.

Justo cuando salía, ha llegado uno de mis niños, que no ha venido a clase hoy, con un detallito para Diwali! Es una pequeña bolsa con dulces indios y una lámpara de colores. Me encanta el niño y me encanta la madre. Es una de las pocas que realmente aprecia lo que hacemos. Y bueno, esto de acordarse de nosotras aun cuando no somos hindúes, me ha encantado. Porque digo yo: ¿por qué deberíamos limitarnos sólo a lo nuestro?. Que a alguien no se le pase por la cabeza que me puedo ofender porque soy cristiana, me fascina. ¡Estoy más contenta que unas castañuelas! Bastantes cabezas cuadradas tenemos ya. 

Cuando he entrado en la oficina, he tenido que pasar debajo de una guirnalda de flores colgada en la puerta y en el momento que he entrado me ha llamado la atención la luz que venía de una mesita: un altar en toda regla a los dioses. A cuáles... ya no os sabría yo decir, porque de Hinduísmo sé lo mínimo, pero daba una sensación de entrega y paz... Había tres fotos con diferentes dioses, una lamparilla con una vela ardiendo, fruta y pétalos esparcidos por la mesa. 

El año pasado vimos el Hinduísmo en el Centro con los chicos, pero ¡qué diferente es verlo en persona! En un momento me he sentido abrumada: la llamada a la oración ha sonado desde la mezquita cercana a la escuela mientras yo iba de un dios a otro en el pequeño altar, y de repente he pensado ¡ostras, yo no soy ni de unos ni de otros! y sin embargo, cosas de la vida, aquí estoy. ¡Cuántas cosas por aprender y compartir!. Creo que de eso nos falta un poco es España... y esta vez no es una crítica, sino una simple reflexión. 

Me encanta estar en el mundo. 



¡Feliz Diwali!


miércoles, 19 de octubre de 2011

Change and Growth


Un pensamiento al aire de parte de alguien que a veces decide crecer, a veces prefiere enfurruñarse con la vida :)

viernes, 14 de octubre de 2011

Mentes pensantes

He encontrado una joya. O eso parece por el momento: aún estoy en los primeros pasos del descubrimiento.

Esta mañana, con el sol entrando por la ventana antes de las siete, no he podido dormir por mucho más tiempo y me he ido a preparar un café y a recoger el periódico (nos viene a la puerta de casa, como en las pelis, pero sin niño en bicicleta).

Todos sabéis que tengo un marido un poco especial; la clase de persona que, por sus puntos de vista, seguramente no vendría a la mente de muchos que oyesen la palabra "musulmán". Y es que hay mucho de ignorancia en nuestro mundo... y también en el suyo.

Es un tema que me apasiona, pero del que rara vez hablo, a no ser con gente escogida. Y no porque sea una tiquismiquis, sino porque realmente no tiene mucho sentido hablar con alguien que no está dispuesto a escuchar.

Hace años, solía pensar que el prejuicio provenía de un solo lugar: Europa, EEUU, básicamente. El mundo civilizado. Y el texto de Claude Lévi-Strauss sobre la raza se repetía una y otra vez en mi mente, explicando por qué África, a pesar de sus recursos, era un continente mayoritariamente en vías de desarrollo.

Luego apareció Galeano con su libro Las venas abiertas de América Latina.

Otro tanto de lo mismo: gente en -y con- el poder (nosotros) abusando de gente sin él (ellos).

Y aún creo que ambos estaban en lo cierto. Pero, con la experiencia de los años, me he dado cuenta de algo que puede parecer obvio y que a mí me costó mucho entender: los prejuicios provienen de todas partes. Creo que nosotros tenemos cierto complejo de culpabilidad, ¡con los males que le hemos hecho al mundo!. Y sí, se los hemos hecho, pero pensar que el resto del planeta está libre de culpa, sería caer en un error. 

 Un ejemplo: yo mañana pienso que el trabajador que se pasa el día entero a la salida de mi párking dirigiendo el tráfico en la obra por cuatro duros es poco digno incluso de mi saludo porque tiene la piel oscura, viene de India, no habla un buen Inglés y ¡ojú! ¡qué sucio está! (yo me pregunto quién trabajando en una obra puede estar limpio como una patena mientras trabaja). Bueno, pues hay gente que piensa así.

Ahora vamos a mi escuela: padres indios, generalmente de piel oscura, que vienen a inscribir a sus hijos, también de piel oscura, y que quieren una profesora lo más blanca posible. Después de la piel, lo primero que preguntan es: ¿cuál es la nacionalidad de la educadora? ¿cuál es la nacionalidad de los niños en la escuela?. Verídico.

Y yo, que ya sabéis lo que he estudiado y a lo que me he dedicado en España, me tiro de los pelos.

Hay gente que se dedica a apartar a los demás de sus vidas sólo porque son diferentes. Pero, sinceramente, ¿quién es diferente a quién? Si yo ignoro a ciertas personas porque son diferentes a mí, ¿soy yo menos diferente a ellos?. Eso no nos paramos a pensarlo porque, simplemente, creemos que nosotros estamos en lo alto de la pirámide y somos la vara con que se debe medir el resto del mundo. Somos lo mejor de lo mejor y, todo lo que no se parezca, no es suficientemente bueno.

Pero aunque el aspecto físico sea uno de los mayores motores del prejuicio, hay otras cosas que muchas veces no son tan evidentes a primera vista, pero que levantan ampollas: la religión es una de ellas.

Otro ejemplo: aquí servidora se casa con un musulmán.

En España, a mí: ooohhh, Diossss!! ¿con un musulmán? ¿pero cómo se te pasa por la cabeza? ¿te tienes que tapar? ¿ya te has convertido? ¡a partir de ahora no te va a quedar otra que hacer lo que tu marido te diga, ya sabes cómo son!.

En Palestina, a mi marido: yaaaa rab!! ¿con una cristiana? ¿pero no ves que sois muy diferentes? no entienden nuestras costumbres, ¿qué clase de educación van a recibir tus hijos? ¿serán musulmanes, verdad? ¿y si os divorciáis y se los lleva a Europa?.

Afortunadamente, no todo el mundo piensa así, lo que lleva a la idea de que esto de la religión es algo un tanto subjetivo: cada cual interpreta a su manera o se dedica a seguir a aquellos cuyas interpretaciones cuadran con su forma de pensar.

En el punto en el que estamos, creo que deberíamos pararnos y pensar un poco más críticamente de lo que muchas veces hacemos. Y precisamente eso es lo que he encontrado esta mañana en Gulf News: la joya de la que os hablaba. Un soplo de viento fresco en medio de tanto sofoco, de parte de un emiratí que se dedica a decir en voz alta lo que muchos piensan sólo para sí y que, aún muchos más, intentan acallar.

Porque lo bueno es la uniformidad, el ir todos por el mismo camino; bajar la cabeza y levantarla sólo para decir "sí señor, está usted en lo cierto" y seguir caminando a ciegas porque hemos renunciado a nuestra capacidad de pensar en beneficio de otros que piensan por nosotros.

Os dejo el artículo. Está en Inglés, pero no tiene desperdicio.

Pensar o ser pensados, esa es la cuestión.

Reinterpreting traditional thoughts. Yasser Hareb