Resulta que lo teníamos a unos pocos minutos de casa y aún no habíamos ido. Lutfi llevaba insistiendo unos días, pero yo siempre encontraba una excusa para no ir: que si hace aire, que si ya es de noche, que si ahora coger el coche...
El lunes fuimos andando y la verdad es que ¡no se me podría ocurrir mejor opción!.
Jumeira Beach Walk está justo al otro lado Sheikh Zaed Road, una carretera que cruza la ciudad con siete carriles para cada sentido a disposición del conductor (y a veces no son suficientes).
En el paseo marítimo hay una cantidad sinfín de restaurantes de todo tipo, tiendas de ropa -abrigos de piel incluídos-, un par de supermercados -que venden cerdo- y un montoncito de puestecillos en la calle, con souvenires varios.
Estas botas de ganchillo no pudieron más que hacerme pensar en mi abuela, ¡igual se podría montar aquí un negocio y todo!.
Otra cosa que me llamó la atención, pero de la que no hice foto -ya me daba coraje- fue una lista de la compra para colgar del frigorífico con una abaya andante de la que sólo sobresalían unos pies puntiagudos y unas manos que aferraban un gran carro de la compra. En el encabezado se leía "Ir de compras es un trabajo aceptable". Así no tiene tanta gracia, pero si pudieráis verlo, seguro que, mínimo, una carcajadilla soltabais.
Para terminar la tarde, fuimos a cenar a un restaurante italiano. Escaso, caro para lo que sirven y con un servicio leeeeeeento. No volvemos.
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