lunes, 4 de abril de 2011

Con las dos manos al volante y sin uñas en los dedos

Todo empezó un martes por la noche.

Andaba yo un poco desesperada con el tema del trabajo, no tanto por tener que pagar el piso de Cedillo, como por tener que buscar. 

Las entrevistas siempre me han dado yuyu, las pruebas me han puesto el estómago del revés, y los primeros días de trabajo me han hecho querer salir corriendo. Es un hecho comprobado.

A eso añadidle tener que hacerlo en un país que no es el mío y en un idioma que tampoco es el mío.

Así que lo fui posponiendo y posponiendo con la excusa -real- de no tener los certificados originales (y traducidos ¡por una pasta!) aún aquí. ¡Bendito Correos!.

Pero llegó el martes por la noche y me dije: hasta aquí hemos llegado, Carmencita. Si no tienes los certificados, pues no los tienes, pero AL MENOS empieza a mandar currículums y vas practicando. Y que sea lo que tenga que ser.

Y fue.

Mandé el CV a cinco escuelas infantiles y dos Institutos de idiomas. Recibí cinco llamadas para entrevistas.

La primera, en una guarde con fama de ser súper-o-sea-pijísima me ofrecieron un puesto de educadora de apoyo por... TACHÁAANNNNNNN... 400 euros al mes, 10 horas al día, 5-6 días por semana!  Y en ese momento yo me pregunté: ¿para qué he estado estudiando yo toda mi vida?. Me cabreé, me deprimí, me volví a cabrear y me volví a deprimir. Y la depre fue lo que más duró.

La segunda entrevista era para educadora, pero querían a alguien nativo de Inglés. Yo lo sabía, pero le eché morro y llamé de todas formas, por si sonaba la campana.

Salí de la entrevista un poco decepcionada y segura de que no me iban a llamar.

La tercera entrevista fue para el Instituto de idiomas. La cosa fue bien pero no hay grupo formado aún para las clases de Español: tienen que esperar a que se apunte más gente. Vaaaaaaaaale, a por la siguiente.

Cuarta entrevista: estupendísima de la vida, la mujer un encanto, el sitio una pasada y las mensualidades que pagan los padres, astronómicas. Tan astronómicas que pagan más por la guardería de sus hijos de lo que Lutfi paga por su (nuestro) coche. Yo de verdad me pregunto en qué trabaja la gente...

Me ofrecieron directamente el puesto, ni esperar a más candidatos ni nada... pero las condiciones no eran las mejores. El caso es que acepté porque por algún sitio tenía que empezar y esa misma noche (el Jueves pasado) ¡me llamaron los de la segunda entrevista!.

Uuuuhhhh ¿¿y qué hago yo ahora??

Les pedí que nos encontráramos durante el fin de semana para discutir las condiciones. Accedieron. Fui convencida de que iba a decir que no y terminé diciendo que sí.

El Domingo -ayer- fue mi primer día, pero el Sábado tuve que ir para que me explicaran cómo trabajaban.

Así que ahí estaba yo, el Sábado por la mañana, con las dos manos al volante (¿para qué vas a tener una en las marchas si el coche es automático? -a esa conclusión llegué y aún me estoy acostumbrando-), sin más uñas que morder después de una semana de entrevistas y con Fito en el lector de CDs del coche.

Tiene su punto eso de escuchar  "Puedo escribir y no disimular/ es la ventaja de irse haciendo viejo..." mientras conduces por Sheikh Zayed; es un poco... como hacer patria en tierra extraña ;)






2 comentarios:

  1. Pero al final ¿dónde estás trabajando? me he he cho un lío ;) ENHORABUENA!!!!! yo no dudaba que te conocieran y les ENCANTARAS :)

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  2. Pues al final en la de la segunda entrevista, donde querían a alguien nativo, pero se ve que no lo encontraron :p

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