Yo quería hacer una palma, me hacía ilusión.
Cuando era pequeña, las comprábamos en la calle camino de la iglesia. Yo me preguntaba de dónde sacarían los niños de Jerusalén sus palmas, ¿habría allí también vendedores en las calles? ¿quién sabía cómo hacerlas? A mí me parecían tan complicadas y bonitas, con sus vueltas, sus trenzados, sus adornos... Por no mencionar que el tiempo de Jesús me parecía tan lejano que no estaba yo muy segura de que en aquel entonces tuvieran siquiera monedas para poder comprarlas :)
Pero sobre todas las cosas, recuerdo su olor, mmmmmmmmmmm.
¿Y qué hay de la costumbre de estrenar algo en este día? ¡Cómo me gustaban las camisetas de interior de tirantes con florecitas bordadas y los calcetines calados!
Como dice mi abuela:
El que no estrena en Domingo de Ramos,
no tiene ni pies ni manos
Así que ya sabéis: ¡a estrenar!.
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