jueves, 27 de enero de 2011

Mi gozo en un pozo

No sé si llevada por la novedad o por el sentimiento de culpa por haberme comido cuatro cuatro porciones enormes de pizza anoche, dos de ellas con dos capas de peperoni de un dedo índice de diámetro (os lo prometo!) y un montón de sabroso queso bañándolo, pero el caso es que esta mañana me he levantado y me he dicho: al gimnasio, Carmencita!!.

Y allá que me he ido. 

Pido la llave de la taquilla al guarda y me pide que ponga mi nombre y número de apartamento. Vale, lo memoricé el otro día: 1804. Pero espera! la que ha firmado antes de mí ha puesto un 600 y algo! Mmmm... si los primeros dos números corresponden al número de la planta, por qué ella tiene tres número después en vez de sólo dos como yo? ¿me falta un número o qué?. 

Ya el hombre me dice pon el número de planta y ya está. Bueno, vale. 

Ahora: teléfono. Pues mira tú por dónde, aún no hemos comprado mi tarjeta y el de Lutfi no me lo sé de memoria (sí, sí, mamá, papá y abuela: sería bueno que me lo aprendiera. Es que te lo tienes que aprender, que entonces, si pasa algo... Que síiiiii). 

El de seguridad no parece inmutarse mucho, no sé si porque pasa del asunto o porque el cliente siempre tiene la razón (y he de añadir que aquí, por lo general, la tiene más que en ningún otro sitio de los que he estado hasta ahora). También existe una tercera teoría: quién en su sano juicio se iba a meter en un edificio que no conoce y subir 45 pisos para sudar la camiseta.


En fin, que dejo la bolsa preparada con todos los bártulos: la toalla, el champú, el jabón, las chanclas, el bikini.... en la taquilla y me voy a ver la piscina. Yujuuuu, piscina!! Doy un saltito de alegría y emoción y entro en el gimnasio. 


Es pequeñito, no me quiero imaginar cómo será el ambiente cuando eso se ponga a tope... si es que se pone. La verdad es que ya lo dudo.

(Para quien lo esté pensando: No, las mujeres no van tapadas a este gimnasio, que para eso es sólo para ladies. Además, jeje, tendríais que probar a llevar una abaya para daros cuenta de que es imposible hacer ejercicio con eso puesto).

Bueno ¡vamos a ver qué tenemos! Dos cintas de correr, una bicicleta elíptica, una máquina para hacer abdominales que no he visto antes en mi vida, otra para fortalecer glúteos y muslos y tres bicicletas casi-normales (yo qué sé cómo se llaman).

Decido empezar por la máquina del infierno, como la llama mi hermana. Vaya palizas nos dábamos en el gimnasio cuando íbamos juntas, ojú!. Pero eso sí, para no morir en el intento, me la he puesto en el nivel uno. 

Tiene un montón de botoncitos: que si personal trainer, que si cardio, que si hills, que si burn fat, que si random... pfff, tropecientos. Cuando ya tenía todos los datos metidos para el personal trainner, va y se borra todo! pues nada, al nivel uno de burn fat y punto pelota. 

18 minutitos y 132 calorías perdidas después, aparece un hombrecillo con una mopa. Miro al cartel y veo que la limpieza se hace a las 11 de la mañana. No es que me importe que me vea, pero el sitio es tan pequeño que pienso que igual le molesto para limpiar.

Voy a preguntarle si mejor me salgo y, de paso, si sabe cómo funciona la sauna, que está apagada. De lo de salirme fuera, sólo obtengo un "sí, limpiar" y sobre la sauna, empieza a tocar todos los botones ANTES de darle al ON. Ya le digo... oye, que igual le tienes que dar a éste primero... Le da y a continuación va a la temperatura como no sabiendo qué hacer. Vamos, que no tiene ni idea.

Yo pensaba que la sauna la ponían ellos, más que nada porque tiene horas específicas, pero se ve que no. Encenderla es fácil, pero ¿qué sé yo cuál es la temperatura media ideal de una sauna? Que tampoco es cuestión de convertirse en un pollo asado al primer intento.

En fin, que me digo bueno, pues si no puede ser la sauna ni el gimnasio, aunque sea me voy a la piscina mientras tanto. Pues tampoco: tan pronto como me acerco a la puerta, sale otro hombrecillo. 

¡¡Me cachis en la mar serena!!

Le pregunto a uno de ellos que cuánto tiempo necesitan. Al principio entiendo que una hora, luego me dice que dos. Pffff.  Y añade algo en ese acento indio imposible de entender. 

Como no estoy muy segura de que el hombre se haya enterado de lo que le he preguntado ni de que me haya respondido lo que yo he entendido, a la que voy a dejar la llave de la taquilla, le pregunto al de seguridad. Dos horas. 

Valeeee, ya me voy a poner la lavadoraaa!.

Bienvenidos a mi nuevo gimnasio 24 horas.


Facilities for Ladies only




 Piscina grande. Hay otra para niños justo al lado.

 Sauna y piscina de agua fría, brrrr.


Vista desde la piscina (cubierta) por la noche

1 comentario:

¿Y tú qué piensas?