domingo, 28 de agosto de 2011

Una caja de colores





Encontré esta imagen en el blog de una profesora de Primaria. Dice que le gusta ver su clase como si fuera una caja de pinturas de colores. 


Dubai es eso: una gran caja de colores, pero los rojos van con los rojos, los verdes con los verdes, los azules con los azules... y sigue. 

Y todo porque importa más el dinero que tienes, el país de donde vienes y el color de piel con el que naciste que lo que puedes aportar a esta sociedad como persona. 

Hay excepciones, claro, y de repente vemos noticias alentadoras... pero mi impresión es que no se trata más que de una minoría. Igual me equivoco. 

Trabajo en una escuela infantil donde tu pasaporte y tu color de piel son dos datos esenciales a la hora de ser seleccionada (mujeres, por supuesto) para el puesto de trabajo. 

Después de haberme pasado la última década de mi vida (y más) trabajando para romper prejuicios, entenderéis que me resulte frustrante. 

Un pequeño acto de rebeldía: ¡he empezado a pintar los muñecos marrones!. 


ME GUSTAN LOS COLORES



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