viernes, 2 de septiembre de 2011

Ya voy por mi tercer día de vacaciones por el fin de Ramadán, ¡el tiempo vuela!. 

Si os soy sincera, estoy contenta. Aquí el espíritu de este mes deja mucho que desear, al menos para mí. Cuando el año pasado estuve, también en Ramadán, en Marruecos con unas amigas, todo tenía un ambiente diferente: familias enteras se sentaban en los jardines a romper el ayuno, veías a la gente rezando en los patios de las mezquitas a docenas (y centenas), había cartelitos felicitando el mes colgados de las farolas... y se podía beber en la calle. 

Y aquí, señores míos, aunque comer y beber en la calle antes de la oración del magreb está prohibido y debería dar, por tanto, una imagen más... no sé, ¿islámica? ¿religiosa? ¿más de ayuno?, el resto del cuadro se me escapa: las familias van a los centros comerciales, en los jardines no quedan ni las palmeras, yo no he tenido la oportunidad de ver ninguna oración a gran escala y los carteles colgando de las farolas son sólo para:

1) anunciar la nueva serie de rigor para estos 30 días
2) animarte a consumir en nombre del mes sagrado

Me resulta curioso... y desalentador. No siento nada especial. 

Nada que ver, pero nada, nada, con Marrakech. 




La prueba del delito.
"It's the month of giving. Give yourself a Kia"
"Es el mes de dar (la idea es compartir), date (regálate) un kia"

3 comentarios:

  1. ohh...es que Marrakech ha dejado el listón muy alto...

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  2. El ser árabes o que en sus tierras haya nacido el Islam no implica que sean la repera en ese tema. De hecho esa gente es de lo más opresor e hipócrita en muchos asuntos. Nadie es profeta en su tierra, ni siquiera algo como el sentimiento religioso. Allí la religión más seguida por los que mandan es la Pela (disfrazada de oro amarillo, negro o verde)...

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  3. Lo sé, Hafi, a eso iba: que muchas veces la intención se queda en las formas más que en las acciones.

    Y en todos sitios cuecen habas, pero no termino yo de ver este lugar como un buen sitio para aquello de "predicar con el ejemplo", pero ¿a quién vamos a criticar y a engañar? todos -o casi- estamos aquí por lo mismo.

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